Reciclandome a mi misma...

Así como ésta, me siento a veces con algunos temas de la vida doméstica diaria:
se me hacen enormes, me sobrepasan...

El reciclaje es una de ellas.

El ayuntamiento de mi ciudad con muy buena intención se ha pasado unos meses dando la vara con la recogida selectiva.
Nos han estado mandado cartas variadas (por supuesto de papel reciclado) con instrucciones concienzudas de cómo, dónde y cuándo tenemos que hacer la recogida selectiva, haciendo especial incidencia en la basura orgánica.
Con ese fin, - hacer de nosotros unos ciudadanos algo más tipo sueco- nos han proporcionado, gratis, un cubo marrón con agujeritos, para que corra el aire, y un rollo de bolsas especiales ya que parece, que se van descomponiendo junto con los restos que vas echando y , al final, -no en casa, sino allá dónde vayan a parar- se hace una especie de abono que se puede utilizar para las plantas que NO ponen en el jardín de delante de mi casa.
Todo estupendo en teoría.
Ya maldices cuando te tienes que aprender de memoria, ya con una edad, todo lo que puedes tirar a ese cubo. ¡Qué dudas, por dios!
Podrías dejarte llevar por el sentido común, pero mejor que no... el papel de cocina se tira a ese cubo, cosa que para mí no tiene ningún sentido especial, por lo que he decidido que es mejor no pensar y simplemente seguir la lista.
Todo el tema ya me cargaba un poquitín, porque en mi casa, hay muy buenas intenciones por parte de mis hijas de reciclarlo todo, pero no sé si a los demás os pasa pero el caso es que he acabado prácticamente reciclando yo sola, ya que residuos diversos se nos van acumulando en sitios poco apropiados,-para mi gusto-, y al final, por no verlos, los acabo "gestionando" yo.
Culpa mía, sin duda.
Para más inri, han cambiado todos los containers (habría que averiguar quién se ha llevado la contrata...), que eran horrorosos, por otros igual de horrorosos, nuevos, eso sí , pero los han multiplicado por 8.
Ahora, en la calle Balmes, por ejemplo, cada 10 o 15 metros hay un grupo de containers azul-verde-amarillo-marrón,-calculo que cada portal tiene el suyo-, con lo que toda la calle,
que va del Tibidabo hasta casi el mar, es una sucesión de containers feísimos invadiendo las aceras, que, por supuesto, no estaban preparadas para tanta abundancia basureril y, encima, si vas a echar la bolsa, ni andas un poquito...lo tienes al lado de la puerta.
Total, que se me ha acabado el rollo de bolsas degradables que me regaló el ayuntamiento y he ido al súper a comprar otro.

Único modelo:
SAPLEX COMPOST
15 bolsas de 44x44
Vuelve a la tierra y la nutre
Precio.: 1.93 euros

¡QUE INSENSATEZ!