Mucha de la gente que conozco ha estado alguna vez en Roma, ha paseado en góndola por Venecia, incluso ha pisado la arena de Verona o ha mirado con fascinación los restos de las ruinas de Pompeya.
Yo, de Italia, sólo conozco Génova, una ciudad con mucha personalidad, algo de su costa hasta Porto-fino, Palermo desde un autobús, Cefalú desde un barco y poca cosa más...
No he estado en Nueva York, tampoco conozco San Francisco y ningún país de América del Sur.
Jamás he estado en Cuba, Santo Domingo y demás, ni he viajado a Tailandia, India, Japón o Vietnam.
De Europa conozco poco pero alguna cosa más, como el Báltico, y algunas ciudades alemanas, también he ido varias veces a Londres, una a Dublín, conozco un poquito de Holanda y Bélgica y bastante de Francia.
De África, nada, ni el Estrecho.
No he estado en las Islas Canarias y hace tres meses fuí a Andorra por primera vez.
Lo sé, soy un poco rarita, ahora que la gente viaja y viaja, pero que conste que no es deliberado, las cosas han ido así.
Yo los sitios, los conozco por el cine, los libros y lo que me cuentan los que si han ido.
Durante mucho tiempo he pensado que viajaría antes o después, pero en realidad, no sé si me hace mucha falta: es como si ya los conociera y deben de ser tan especiales, que como esas madres que muchas mujeres sufrimos, que obsesionadas por tener unas hijas perfectas, no dejan de sacarles defectos, así yo los miraré sin dejar de ver las imperfecciones que me impidan encajar la realidad con la idealización que de ellos tengo.
El que no se consuela es porque no quiere...
Queda claro que he viajado poco, pero ese poco lo he hecho intensamente, y curiosamente, he conseguido viajar a los sitios donde no se viaja normalmente, ya que en la mayoría de mis viajes he intentado ir a un sitio donde conozca alguien que me caiga bien y a quién yo caiga bien y me acojan.
Y ya no es solo que mi economía sea precaria y los hoteles encarezcan mucho el viaje sino que a mi lo que me gusta es hacerme la ilusión de vivir el sitio como si fuera nativa.
Y el caso es que tengo la habilidad de conseguirlo ( o creer que lo consigo) en un tiempo tan breve que hasta a mi misma me asombra.
Dada mi numerosísima familia, mis viajes mayormente son un itinerario caótico y surrealista de sitios donde la gente no va o va raramente.
Hoy empiezo un viaje de éstos, y éste es la segunda vez que lo hago. Me gustó tanto y guardo tan buen recuerdo de mi primera vez, hace dos años, que no me queda otra que repetirlo:
Viajando a los Volcanes
o
Hacia las islas Eolias
Esta vez quiero intentar compartirlo a través de este blog si los satélites me lo permiten...o
Hacia las islas Eolias
Viatjar està bé com també està bé quedar-se a casa. Esperem les teves cròniques iròniques d'on vagis, sigui dalt del volcà o des del balcó de casa...
ResponderEliminarHola! Quiero compartir mi reciente experiencia viajando por la Sierra Tarahumara a bordo del CHEPE. Sin duda, un recorrido imperdible...sobre todo el tramo entre Divisadero y El Fuerte, en el que el tren se adentra literalmente por la montaña. Muy recomendable! Les dejo un par de links por si les interesa conocerlo:
ResponderEliminarwww.facebook.com/ChepeOficial
www.chepe.com.mx
Gracias Galderich, se hará lo que se pueda.
ResponderEliminarAnónimo, Tarahumara suena muy bien...
Viajar es lo que a mí siempre me da más placer. Lo descubrí hace un tiempo, por recomendación médica, nunca me tomaba tiempo para mí. Era habitué de los típicos lugares de la costa, paraba todos los veranos en hoteles en Punta del Este, hasta que un día me hastié y empecé a recorrer. Me cambió la vida y me abrió la cabeza. Se lo recomiendo a todo el mundo.
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