lunes, 5 de marzo de 2012
Pesadilla
Me he pasado toda lo noche cambiando bebés.
Me los iban pasando de uno en uno recién nacidos y metidos cada uno en cajitas de cartón, iban muy mal envueltos en una especie de trapo que dejaba parte de sus cuerpecitos al descubierto.
Yo los lavaba un poquito, les ponía crema, les vestía con toda la parafernalia de Bilbao: camisa, pañal de tela con cintas, jersey, faldón y zapatitos de punto, además les peinaba con un peine de ésos de bebé que parecen de muñecas y les ponía un poquito de colonia con la mano, acababa poniéndoles un babero con una aguja de oro con perlitas para sujetarlo. Luego les envolvía con una toquilla y les metía otra vez en su caja.
Es curioso porque aunque me esmeraba en la tarea, creo que no me interesaban lo más mínimo como si fueran un trozo de solomillo o unos zapatos o algún artículo fabricado en serie.
No conseguía implicarme en mi rol de cambiadora y a ratos abandonaba mi tarea para hacer otras cosas que no recuerdo, como ir a fumar si es que yo fumase que ya no fumo hace tiempo.
Luego recordaba que me había dejado uno esperando, y me ponía a ello pero sin darle mas importancia.
Los bebés eran bastante monos, alguno lloriqueaba pero no mucho, eran muy buenos y muy tranquilos.
A mi me encantan los bebés recién nacidos y una parte de mi se preguntaba extrañada como podía actuar de esa manera algo monstruosa y además pensaba que estaban en un sitio que hacía algo de frío, pero tampoco me preocupaba demasiado.
Total que me he despertado agotada.
Al levantarme, he recordado perfectamente el sueño y desde entonces estoy preocupada pensando en por qué lo he tenido.
Ayer vinieron a comer mis tres MiniPombolitas.
Cada una a su manera, expresó un problema, una preocupación, una inquietud, estuvimos hablando un rato largo. Luego se fueron cada una por su lado y yo me quedé en casa con el runrún de lo que se había hablado.
Yo no sé si los que sois padres os sentís igual, pero a veces, cuando las veo tan mayores, tan guapas y tan preparadas, pero al mismo tiempo tan vulnerables, me siento tan insegura de mi papel de madre..., intento hacer un rápido repaso, de lo que he hecho mal, o ya, de simplemente de lo que he hecho por y con ellas.
Por supuesto no lo consigo, sólo intento no caer en el pánico de no haberles dado suficientes armas para este mundo tan raro.
¿Cuando se deja de sentir eso?
¿Hay algún momento en que no te sientas responsable en parte de su vida?
Mi sueño, mi pesadilla, ¿era la expresión de un deseo de no preocuparme o la angustia de no haberlo hecho bien?
¡Ójala me las cuidaran en la calle como a éstos del cartel republicano...!
Buf, cuando sepas la respuesta me lo comunicas... Pero por allí cuentan que dejas de preocuparte por los hijos cuando ya estás muerto. Así que ánimos.
ResponderEliminarPor cierto, ¡un sueño agotador!
Nunca terminamos de hacerlo bien y siempre hacemos lo que podemos.
ResponderEliminarEs imposible no ejercer ningun tipo de influencia en ellos. Eso es una responsabilidad. Pero la responsabilidad siempre es compartida. A partir de determinado momento ellos pasan a ser responsables de sus actos, de sus decisiones, de su vida.
Cuando te asalten las dudas rechaza los pensamientos negativos. Piensa lo buena gente que te han salido, lo bien que habeís podido preparalas,lo dispuestas que están a comerse el mundo y encima lo monas que son. ¿Que tienen sus momentos malos? Toma! señal de que son personas.
ResponderEliminarEstate tranquila que los pensamientos negros los tenemos todos, hay que borrarlos.
Latia
Ya chicos, ya sé que no hay respuestas y que sólo queda cruzar los dedos para desear que todo los que les pase en su vida sean problemas pequeños, crisis, amores, dudas...y que al menos ellas tienen alguien a quién contarlas...
ResponderEliminar¡qué te voy a contar! Sigo leyéndote. Un abrazo para ti y para las minipombolitas, que adoro ;-)
ResponderEliminarQuerida, te he echado de menos, un abrazo.
ResponderEliminar