jueves, 27 de mayo de 2010
Estoy enfadada...
Durante mucho tiempo, he estado dando la tabarra a la más despistada de mis hijas.
Le habían pescado un par de veces en los ferrocarriles que van a hacia Tarrasa con una tarjeta de una zona qué no le correspondía y tenía un par de multas de 50 euros, que cómo no pagaba, iba acumulando recargos y más recargos, tantos que al final ha acabado pagando más de 400 euros por el procedimiento de embargo de cuentas.
Claro, se ha pasado años en números rojos, pero a la que ha tenido un duro le ha desaparecido. La verdad es que me da pena, pero si hubiera pagado la primera vez que le di la pasta para hacerlo, luego no le hubiera pasado lo que la ha pasado. Sin comentarios.
Es curioso lo diferentes que son estas generaciones de las mías.
A mi, sólo el hecho de tener ese marrón por ahí pendiente ya me quitaría el sueño. Es como el carnet de identidad o las llaves de casa. No he perdido jamás ninguna de estas cosas. Conseguir un carnet o no digamos un pasaporte, en mi juventud, en el País Vasco, no era tarea fácil. Necesitabas hasta un certificado del alcalde de barrio y, por supuesto, el permiso de tu padre o marido para cualquier cosa. Mis hijas han perdido ni se las veces, los carnets, pasaportes, llaves, etc..., y es que no le dan ninguna importancia. Para nosotros el pasaporte era una especie de tesoro y las llaves de casa era algo casi sagrado. Hacer copias era complicado, eran unas llaves más grandes y artesanales y no teníamos tantas, por un lado en los pueblos no se cerraba como ahora, a la noche y a veces ni eso y los portales los abrían los porteros de día y los serenos por la noche.
La verdad es que cuantos trabajos se han perdido...
Mi asesor parisino esta semana ofrecía un servicio bastante gracioso: una especie de gritador "Le crieur de rue" que se coloca en una esquina del centro de un barrio popular, al lado del mercado, por ejemplo y da recados o anuncios previamente pactados a través de unos buzones en las tiendas del barrio. Los viernes dos horas por la mañana y dos más por la tarde y los sábados por la mañana de 11 a 1 por ejemplo. No está mal como idea. Mi teoría de que los clásicos siempre vuelven es cierta. El pregonero, el portero, el sereno. Sería una manera de combatir el paro y de que los barrios se humanicen ya que estos trabajadores, eran personas por lo general, muy conocidas y apreciadas por los vecinos. Ahí queda esa idea.
Pues yo que que siempre pago y no pierdo nada hoy he caído de patitas en mi propio discurso. Tenía que ir a San Cugat por un tema de trabajo y, despistada e ignorante, porque no cojo casi nunca esa linea, he utilizado mi tarjeta de una zona y al salir de la estación, la maquinita, claro, no me pasaba la tarjeta. Un empleado muy borde y que me ha tratado fatal, me ha puesto una sanción,-le llaman ellos-, de 50 euros que no pienso pagar de ninguna manera, considerando que llevo años viendo cómo la gente se cuela con todo el desparpajo y yo siempre pagando como una bendita. Con lo cual, además, me he pasado la tarde en una oficina que tienen, rellenando unos papeles y haciendo alegaciones varias a ver si me perdonan.
He escrito un folio entero.
He alegado que soy una ciudadana ejemplar.
Luego le he llamado a mi hija para explicarle que además de ciudadana ejemplar yo también soy humana y boba.
Creo que ya lo sabía.
jueves, 20 de mayo de 2010
La realidad
Mi minipombolita numero tres nació antes de tiempo.
Mucho antes.
Tenía que nacer a finales de agosto y lo hizo dos meses y medio antes.
Todo fue algo dramático pero tuvo un final feliz.
Era el bebé más diminuto del mundo mundial.
Yo la encontraba preciosa, pero era muy pequeña y delicada y tuvo que estar en la incubadora unas cuantas semanas.
Todo esto trastocó los planes que habíamos hecho para el verano y tuvimos que improvisar un plan B para sus hermanas.
Así que sus abuelos paternos se las llevaron al pueblo de mar donde habitualmente pasamos los veranos.
Allá tenían tíos, primos y amigos y estaban muy entretenidas y muy bien atendidas.
Una vez a la semana, aunque está bastante lejos, subíamos a verlas un ratito porque nos añorábamos mucho mutuamente.
Ellas ya tenían 7 y 5 años y yo recuerdo que entonces las encontraba muy mayores pero, en realidad, eran unos bebés asustados, sobre todo la segunda, más pequeña.
Después de estar un rato con ellas y explicarles cosas de su minihermanita, inventadas, por supuesto, ya que no hacía nada especial, dormía como un ceporro metida en la incubadora, como un pollito entre algodones y sólo podíamos tocarla un poquito..., llegaba el momento de volver a la ciudad.
Mi suegra, que es muy lista y bastante gamberra, se había inventado con sus nietos, y creo que ya con sus hijos, una ceremonia que consistía en empujar el coche por todo el parking hasta la salida, lo que siempre era motivo para que los niños acabaran muertos de risa y se olvidaran de la partida en sí, y la última imagen que teníamos era de las niñas riendo como locas detrás del coche.
Estoy pensando que , ahora, seguramente, nos detendrían...
Pasado el tiempo, un día, mi suegra me explicó, que, cada vez que nos íbamos, una vez acabada la juerga de empujar y ya sin ver el coche, la pequeña le decía muy seria y muy triste: "Àvia, això que ens passa és molt trist", que en castellano quiere decir, "Abuela, esto que no pasa es muy triste".
La verdad es que tuve una angustia retrospectiva que me encogió el corazón porque era cierto que la situación fue complicada y que, a los cinco años, estar alejado de tu mamá y tu papá y que la alegría de tener una hermanita se convierta en incertidumbre por su futuro, era realmente triste para ella, para su hermana mayor y para nosotros.
Todo pasó y bien está lo que bien acaba, pero a lo largo de mi vida, de nuestra vida común, esta frase surge recurrentemente siempre en contextos divertidos o melodramáticos y se ha incorporado al imaginario familiar.
Vaya, que la decimos bastante.
Hoy, veinte de mayo de 2010, ante la situación local, nacional, europea, mundial, ante la desilusión de lo que imaginamos, ante la insensatez de los hechos que como cascada se van precipitando, ante lo poco que podemos hacer como individuos, no tengo mucho que de qué hablar y lo único que se me ocurre es decir:
¡Això que ens passa és molt trist!
jueves, 13 de mayo de 2010
Lectura de periódicos
El País- 13 de mayo de 2010
Cartas al director
Las medidas de Zapatero
Ya era hora de que el coste de la crisis recayera en sus verdaderos responsables: los pensionistas, las futuras madres y los funcionarios.
Estos sectores, con sus decisiones alocadas, han contribuido a llevarnos a todos al abismo.
Bravo por dejar intactas las Sicav, donde las grandes fortunas tributan al 1% ( mientras las rentas de trabajo lo hacen hasta el 43%.
Bravo por dejar intactas las ayudas, subvenciones y exenciones fiscales de la iglesia católica (IVA,IBI, etcétera).
Bravo por dejar intacto el presupuesto de la Casa Real.
Bravo por dejar intactas fiscalmente las jubilaciones multimillonarias de los ejecutivos de la banca ( ese sector ayudado con el dinero público).
Bravo por aplicar las medidas del PP antes de que llegue al poder.
Sólo echo en falta alguna que otra medida como el despido libre o la privatización de la sanidad.
Pero todo eso y mucho más lo tendrá que hacer el PP cuando alcance el poder.
Nos aguarda un futuro esplendoroso.
Miguel Hernández Alepuz. Valencia.
Claro, no podía ser de otro modo, se tenía que llamar Miguel Hernández...
sábado, 8 de mayo de 2010
En busca del Tiempo Perdido
Queridos todos,
no tengo tiempo para escribir las bobadas que escribo habitualmente, ya que esta semana próxima hago mi ya clásico Taller primaveral y estoy muy atareada y más caótica que nunca.
Y es que me gusta trabajar bajo presión y es cuando se acerca el momento crítico, que se me ocurren las mejores ideas...
Por lo tanto, no os penséis que me he fugado, sino que sigo aquí...
... que más quisiera yo...
...que fugarme con éste, por ejemplo.
lunes, 3 de mayo de 2010
No mas dolores de cabeza...
Mi ayuntamiento ha decidido hacer una consulta ciudadana sobre la hipotética reforma de la Diagonal, que como casi todos debéis saber es la calle que atraviesa toda Barcelona en diagonal hacia el mar.
Como este consistorio sigue una táctica que a mi personalmente me irrita mucho que consiste en dejar que las cosas se vayan pudriendo en su conjunto para luego hacer una intervención completa y carísima, con la consiguiente inauguración, casualmente, tan próxima a las elecciones municipales que a veces, incluso han tenido algún problema con la junta electoral y en vez de inaugurar se han tenido que sacar alguna fiesta absurda de la manga...
Pues eso, que como, en lo que está medianamente bien, el mantenimiento es mínimo y además se deja invadir o maltratar por los usuarios incívicos sin ningún tipo de vigilancia ni sanción, claro, pobres, es verdad que al final se degrada tanto, que tienen que hacer algo drástico.
En mi periódico hoy escribe sobre el tema, Josep Maria Martí Font,y dice:
...Hace ya un siglo que los coches se adueñaron de nuestras ciudades y conforme aumentaba su peso- y su volumen-los aborígenes fuimos progresivamente desalojados. en el momento excelso de la modernidad, cuando la fe en el progreso y las máquinas no tenía límites, arrancamos todos los árboles y redujimos las aceras al tamaño de un zócalo... Ahora ya sabemos que el progreso era un arma de doble filo, y le evito al lector todas las monsergas sobre el desastroso estado en el que hemos dejado el planeta. Sin embargo, los coches siguen ocupando nuestro espacio vital pese a que nadie discute el placer que produce pasear por las pocas calles peatonales que se han conseguido habilitar, ni los beneficios que esto ha traído a los barrios. No sé cual será la mejor solución para la reforma de la Diagonal, pero sí sé que, sea cual sea, no debe tener como prioridad la fluidez del tráfico rodado. los coches particulares deben abandonar los cascos urbanos de las ciudades. Tampoco estoy muy seguro de que se deba someter a votación. Me imagino lo que votarán esas señoras menudas que cada mañana y cada tarde conducen camiones de diseño para llevar y traer a sus hijos del colegio."
Comparto su opinión a pesar del machismo que rezuma en su último párrafo sobre las señoras menudas en coches grandes, como si sólo las señoras acompañaran niños al cole y no hubiera decenas de hombres grandes y pequeños creyéndose los amos del mundo desde la superioridad de sus 4x4; ¿o es que los coches tendrían que ir en proporción al tamaño del conductor?, o las señoras siempre de dos en dos, aprovechando coche y los hombres cada uno con el suyo...en fin, que este Josep Maria se ha hecho un lío y quizás lo que quería decir es que habría que poner coto a esos camiones que pululan por encima de la Diagonal a la hora de entrar y salir del cole, por ejemplo, machacándoles a impuestos.
Eso sería una solución.
Y comparto su opinión en no preguntar, por que creo que la gente en general, empezando por los del ayuntamiento, no tienen ningún criterio sensato ni estético, ni funcional, para estas cosas. No hay más que ver gran parte de las cosas que han hecho ultimamente en Barcelona, como la plaza Lesseps que es un adefesio, las farolas absurdamente grandes que al tuntún, van poniendo por doquier, los bancos unipersonales que ni siquiera miran para el mismo lado, los permisos para hacer edificios horrorosos sólo porque les parece moderno y guay, en fin decisiones que se van tomando en despachos dirigidos por gente que no tiene ningún gusto, ni idea, ni criterio, unas personas que para poner su casa llaman a un interiorista y en cambio se atreven a poner la casa de todos sin pensárselo dos veces...en fin, el tema me saca de quicio.
O sea, que yo también creo que no hay que preguntar ni a las "señoras menuditas" que quieren seguir yendo solas en su camión, ni al estratega del consistorio que tiene un cuñado o un amigo arquitecto muy moderno.
Hagamos otra cosa.
Un comité de expertos.
No sólo urbanistas ni diseñadores, ni arquitectos estrella.
Gente de la calle con educación, sensatez y sin pretensiones.
Este comité nos quitaría más de un dolor de cabeza.
Yo me propongo a mi misma.
Y, por cierto, este invento, me encanta.