Diálogos de besugos: el yo-yo

Me encuentro con una persona muy conocida desde hace años.
Soy educada y le pregunto: "¿cómo estás?"
Y ya he caido en la trampa para osos, en la cárcel de la oca, en los tres seises seguidos del parchís, en la retahila ya conocida del yo-yo-yo, porque yo-yo, y yo, porque nadie como yo-yo-yo, porque yo-yo, yo estoy fatal, no hay nadie que le vaya peor que como estoy yo...y yo... y yo.
Me he despedido pensando, "pobre, le iba a explicar algo de mi, pero realmente a él si que le va mal con ese Yo-yo toooodo el rato delante de los ojos".
¡Qué incomodo! Yo estoy fenomenal.