lunes, 9 de marzo de 2020

Adonde vas, manzanas traigo...


Sigo soñando, pero no con la lotería.
En la vida real, el otro día me tocaron 3 euros.
Estoy algo desanimada.
No sé si algún día me tocará algo más sustancioso, miles o millones.
Ésto lo hago por vosotros: papá y abuela, toda la vida diciendo: "cuando nos toque la lotería..."; no en condicional: "si nos toca la lotería...", si no: "cuando nos toque...", en un futuro mas o menos próximo.
Esa poca precisión en el lenguaje me está saliendo algo cara, porque no es que juegue mucho, 2 o 3 euros, no más, pero si lo sumo...
En fin, que les voy a dar un poco más de margen a esos dos no vaya a ser que me toque...
Esta tontería de la lotería no es ni original. Debe de pasar en gran parte de las familias españolas porque, hace un par de años, hicieron un anuncio de la de navidad en que gente distinta respondía a la pregunta de "tú qué harías si te toca..." y un hombre decía, "yo pensaría en  mi padre y le diría: pues mira papá, al final tenias razón, nos ha tocado..."

Ayer soñé algo muy extraño.
Estaba cuidando una bebé que no sé muy bien de quién era, ahora que pienso, tengo sueños a menudo en que cuido bebes, ¿por qué será?-, pero esta era monísima y muy buena y la paseaba en su cochecito por algún sitio muy concurrido de gente y me encontré con unos conocidos a los que hace tiempo no veía; ellos iban con su hija y estuvimos hablando un rato, de como había crecido, de que ya era una señorita, que cuanto tiempo sin vernos, que si patatín y que si patatán...y  nos despedimos con la promesa de una visita en breve.
Al  poco de seguir con el paseo, apareció el marido corriendo, algo alterado,   me dio rapidamente un papel doblado, y se volvió a ir apresurado.
En el papel, que era de color fucsia y con dibujitos muy cursis, - como esas libretas de princesas supuestamente para niñas-, había escrito: "Dentro de media hora te espero en la habitación 254, como te puedes imaginar no aguanto ni un minuto mas esta gélida situación"
Lo que más me intrigó de la nota, fue la palabra gélida, porque el tipo nunca había sido mi tipo, valga la redundancia, ademas de ser bastante mas joven que yo;  aun así me pareció normal acudir a la cita, aun con la bebé, y para allá me fui.
No sé donde estaban ni el hotel ni la habitación pero el caso es que llegué y allá me estaba esperando el pollo.
Mi intención era pedirle explicaciones de su comportamiento, pero no tuve tiempo de decir nada, ya que se me abalanzó como un demente y entre mis esfuerzos por quitármelo de encima,  que se puso la niña a berrear y que se oyeron gritos afuera por alguien que aporreaba la puerta y seguidamente la policía entró en la habitación y nos detuvo a los dos por corromper a una menor.
Yo intenté convencerlos de que se equivocaban, de que todo era un malentendido pero mi argumento de que la niña era muy pequeña y no se enteraba, posiblemente empeoró las cosas.
En fin, un sueño agotador