miércoles, 18 de julio de 2012

Una inversión


44.000 nacionales han salido de España durante el año 2011, a buscarse la vida y sobre todo el futuro, en otros países.

De esos 44.000 la mayoría están entre los 25 y 45 años y tienen estudios universitarios o una preparación cualificada pero no son capaces de encontrar trabajo aquí.
La mayor parte de ellos se han formado en colegios escuelas y  universidades creados y sostenidos con dinero público, dinero de nuestros impuestos, de todos: mio, tuyo y suyo. 
O sea, nos han costado una pasta, hemos hecho una inversión a medio y  largo plazo y una inversión en la que muchos de nosotros hemos creído porque nos ha parecido socialmente justa y beneficiosa para toda la sociedad.
Ahora esta inversión se nos va a rentar a otros países, Alemania por ejemplo, que gana doblemente. 
Mano de obra altamente cualificada a precio de saldo español.
Muchos de éstos ya no volverán, ¿por qué van a volver, por el sol? ...si acaso, de aquí unos años ya se comprarán una casa en Mallorca con euros alemanes...
Aunque, casi mejor para ellos que aquí, dentro de una década mandarán los mismos de siempre: o sea los hijos, sobrinos y amigos de los que mandan ahora, que éstos no se van, que va, se colocan todos, incluso algunos en el parlamento dando ejemplo de educación (privada, claro).. 
Lo más rancio de la derecha española que nutre todas las escuelas de negocios ( privadas también) que se han abierto estos últimos años en este desdichado y cutre país, escuelas que han enseñado esas cuatro reglas de tres que saben éstos ( y así nos va) y de donde salen ya colocados con despacho, secretaria y contrato blindado
¡Vaya mierda de negocio que hemos hecho! 

¡Qué despilfarro de inversión!

¿Lo vamos a permitir?
44.000
Son un montón.

Habrá que hacer algo o meterse otra vez a torero...


viernes, 13 de julio de 2012

Este hombre me encanta...

 Éste también...

¡Viva Gürtel!
Juan José Millás
EL PAÍS 13 de julio de 2012

Si en la ingente tarea de desactualización de España impulsada por Rajoy no colaboramos un poco el resto de los ciudadanos, caeremos una vez más en los excesos modernizadores que tanto daño nos han hecho a lo largo de la historia. 
Ayer mismo estuve en una estación de autobuses en la que increíblemente no vi a nadie con una maleta de cartón. Pensarán ustedes que no es más que una anécdota. De acuerdo, pero es una anécdota significativa, como la de que nos hayamos cargado de un plumazo a Dívar. ¿Creen que fue fácil, pese a la colaboración de Zapatero, colocar al frente del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial a un beato de posguerra convencido de que los recursos públicos deben ponerse al servicio de las necesidades privadas, siempre y cuando hablemos de las necesidades privadas de la autoridad competente? Pues no, no lo fue porque abundan los radicales empeñados en que nos deslicemos hacia una democracia real. 
¿Hay forma de desmodernizar este país con el carácter autodestructivo que nos caracteriza? ¡Qué aversión tan insana hemos desarrollado hacia la caspa! 
Se descubre, por poner otro ejemplo, que nuestra banca pública ha sido un nido de ladrones, que es lo normal y lo deseable en un país sanamente desmodernizado, y llega un partido pequeño y denuncia los hechos en el juzgado de guardia. Pero, hombre, hombre, ¿no habían visto ustedes que el principal partido de la oposición no había dicho nada? Por algo sería. Y así todo. 
Menos mal, ya decimos, que al PP no le frena nadie en este impulso involutivo, de ahí que reprima las manifestaciones pacíficas con más violencia que las agresivas o que trate con guante blanco al defraudador y con mano de hierro al contribuyente honrado. En dos palabras, a la mierda los enfermos, los pobres y los viejos y bienvenidos por fin los chorizos de siempre. ¡Viva Gürtel!

domingo, 8 de julio de 2012

Unas chirucas

Envidio profundamente  la gente que le gusta la montaña. 
No esos forofos de subir y bajar como si les fuera en ello la vida, cada vez mas alto, cada vez más difícil, ni los que tienen la montaña como una religión de la que ellos son sumos sacerdotes y a cada minuto intentan convertirte, no, no, lo que envidio es la gente sensata y centrada, que en cualquier sitio montañoso, disfruta dando paseos cortos o largos, fáciles o algo complicados; gente a la que un paisaje desde una meta alcanzada, procura un rato de felicidad. Me encantaría poder ser uno de ellos. De verdad.
Desgraciadamente debo de tener algún gen que me lo impide. 
Quiero que me guste, de verdad, y a veces creo conseguirlo: el paisaje majestuoso llega a conmoverme estéticamente, el silencio, el cencerro lejano de una vaca, el trino de un pajarito, el rumor cantarín de un río lejano, el roce de las hojas en los árboles...el encanto sólo dura poco tiempo, la majestuosidad de las montañas se torna opresión y el silencio, el cencerro, el trino, el rumor, el roce, se vuelven algo siniestro.
No lo puedo evitar, la montaña me inquieta, me amenaza, me siento profundamente insegura. 
El impulso, sería correr y correr, traspasar montañas una detrás de otra, como una liberación, ir las dejando atrás hasta llegar al llano, al mar, que siempre promete ver más allá, ir más allá. 
He estado unos días en la Cerdanya por motivos diversos. Una de mis numerosas y encantadoras primas  vive allá y teníamos que hacer juntas una tarea, y la verdad, la Cerdanya es preciosa, cada vez que voy lo compruebo: ese valle tan amplio rodeado de montañas es una iniciación a ellas muy recomendable y nada dramática. La pena es todo el ladrillo que han metido estos últimos 20 años y lo deprimente que es ver todo cerrado, pueblos fantasmas con todo lo necesario para nada. Pero ese es otro problema.
La cuestión es que he estado estupendamente y me he reído mucho,-ella y su pareja son encantadores- pero ya empezaba a reconocer los síntomas de mi enfermedad: inquietud, tristeza, ligero malestar...en cuanto he llegado a Barcelona me he recuperado. También he de confesar que, dos días más allá, y mi régimen se va a la mierda, cosa que no me puedo permitir.
Me pregunto por qué tengo este problema.
Puedes ser una aversión heredada de mis ancestros de Vergara, una villa guipuzcoana muy bonita pero totalmente encajada entre montañas, "El orinal de Guipuzcoa" la llaman vulgarmente.
De hecho, en algún momento de su vida, todos se fueron de allá por periodos mas o menos largos, menos mi abuela, que como era de Eibar, una villa cercana mucho mas fea, encontraba Vergara preciosa y le encantaba vivir allá y, aunque tenían casa en Madrid, iba lo menos posible. En cambio mi abuelo, vergarés de pura cepa, odiaba su pueblo y procuraba aparecer lo menos posible. Decía que era un sitio tristísimo y algo de razón tenía la verdad. 

Años después mi padre nos hizo prometer que a el, nunca le enterraríamos en el cementerio de Vergara, que qué tristeza le daba sólo de pensarlo.
Otro hecho que también me marcó mucho, me pasó en el colegio de las monjitas, que como no diré el nombre, puedo afirmar que eran unas brujas y muy mal bichos con una honrosa excepción, la madre Vila, que sé que al cabo de un tiempo se salió.
El caso es que no sé porqué,-algunas amigas serían-, nos convencieron a mi hermana P y a mi, que íbamos a la misma clase y éramos como gemelas, de hacernos Montañeras de la Virgen María. También puede ser que, como en casa estábamos perpetuamente castigadas por algo, viéramos una manera de airearnos un poco, ya que las excursiones eran en sábado.
Lo único que necesitábamos era convencer a mi madre de que nos comprara unas chirucas, requisito indispensable que tenían las Montañeras de la Virgen y siendo el gasto doble ( y no eran baratas) y mi madre poco comprensiva y muy recelosa hacia nuestro repentino entusiasmo, fue bastante complicado, pero finalmente por pesadas, conseguimos que nos las comprara.
El día señalado salimos de casa encantadas, con nuestras chirucas nuevas y un bocadillo y nos dispusimos a pasar un día estupendo. 
Gran error.
La subida al monte, la dirigía ella solita una monja, la madre C, para  la que P y yo no eramos santo de su devoción ni mucho menos.
Empezamos a andar y nosotras encantadas al lado de nuestras amigas nos las prometíamos felices, pero la monja nos prohibió absolutamente hablar hasta llegar a la cumbre, ya que la subida la ofrecíamos a la Virgen y encima, cuando llegamos arriba, se ocupó de organizar unos juegos colectivos en los que jamás pudimos hacer un aparte; después el bocadillo y para abajo, otra vez ofreciéndoselo a la virgen, a Jesús y al Espíritu Santo, esta vez unas canciones ñoñas y horribles sin solución de continuidad. 
Un horror. 
No volvimos.
Ante la indignación de mi madre, esas chirucas, anduvieron por casa años y años, incluso llegaron a mudarse a Barcelona con nosotros y eso que ella, muy cruelmente, nos hizo abandonar en la mudanza la mayor parte de nuestros tesoros juveniles. 
Esas chirucas fueron una afrenta cada vez que se removían los altillos de los armarios y volvían a salir, nuevas como el primer día. 
Eran indestructibles y cada vez que aparecían, se nos echaba en cara el tema.

Creo que debo de asociar montaña con la horrorosa madre C... ¡fijate, lo que hace la educación religiosa!

La autora de este cuadro "Hacia la torre", la surrealista, Remedios Varo, prima de mi abuela, corrió tanto que acabó viviendo en Méjico. 
Ésta huía de otro tipo de montañas y probablemente también de alguna monja...


martes, 3 de julio de 2012

Playas y playas...

Ésta del dibujo veranea en algún sitio fresquito.
Si es que lleva hasta calcetín alto...debe de ser un veraneo del Norte como los de mi infancia.
Ahora la gente ya no veranea, sino que se va de vacaciones a algún sitio que no tiene porqué ser siempre el mismo, depende de la edad y de las circunstancias económicas.
Antes la actividad se paralizaba y quién mas quién menos tenía algún sitio donde pasar los calores del verano: un pueblo con botijo, un pariente en la costa, unos abuelos en la montaña, unos tios de posibles, con xalet y piscina, a malas, un patio o un terrado donde sacar la silla al atardecer.

De hecho los calores del verano hace ya mucho tiempo que no son como deberían ser ¿es que nadie se ha dado cuenta?: cuando hace calor de verdad es en julio y parte de junio. Se suponía que era en agosto y de hecho la gente, sigue cogiendo las vacaciones en ese mes, con la consiguiente fustración que supone un mes climatologicamente hablando bastante mas desastroso.
Nubes, tormentas, mala mar...
Este mes de julio despreciado,- si consigues hacer vacaciones-, se convierte en algo casi perfecto: hay poquísima gente ( al menos entre semana), están todos en la ciudad pensando en el próximo mes de agosto...seguramente pasado por agua.
Aunque la verdad, ¿de qué hablarían al volver?, sino del mal tiempo que han tenido...

¡Ay, las vacaciones!
El otro día me reía porque miraba algo en la tele de unos que iban a una playa en Galicia, creo, poco menos que con chubasquero y se asombraban otros de que aún así, con ese tiempo, llevaran el niño a la playa. ¡Que desconocimiento, por dios! .

Si los de Bilbao en particular y el norte en general, sólo hubieramos ido a la playa con sol, en fin, es que no hubieramos ido nunca, con la cantidad de posibilidades que tienen las playas del norte, a parte de la obvia: contemplar su belleza.
A mi para bañarme me encanta el mediterraneo, pero playas bonitas, bonitas...las mejores, las de Asturias, las del Pais Vasco, las de todo el Norte...
Y en agosto...¿lo bien que se está en la ciudad vacía?
Porque, mucha crisis, mucha crisis, pero ya veréis como aquí no queda ni diós.