Hace 1 día
miércoles, 31 de marzo de 2010
Otras diversiones...
Es semana santa, pero que poco tiene que ver con las que he vivido durante mi infancia y adolescencia.
Ahora la gente se va a esquiar, hace viajes por España o por Europa y hasta los hay que se van a Africa e incluso más lejos, cruzan el charco hacia Nueva York o el Caribe, o cualquier otro sitio, en fin, un trasiego.
A nosotros, nos mandaban al pueblo de mi padre, donde aún vivía la abuela en un caserón helado e inmenso, y allá pasábamos esos días sin grandes sobresaltos.
Llovía sin parar, no en vano a ese pueblo le llamaban "el orinal de Guipuzcoa", y como todo estaba prohibido: el cine, el baile, la música que no fuera clásica o religiosa, cantar, reír, los bares, etc., la vida estaba reducida a las casas y la gran excursión era ir a los oficios de viernes santo en la iglesia de San Pedro y poco más que yo recuerde.
Pero nos gustaba ir, por que era una novedad en la rutina invernal y la abuela nos mimaba descaradamente y nos dejaba revolver prácticamente en toda la casa, trasteros y desvanes incluidos; además solían estar también algunos primos, con lo que los días los pasabamos emprendiendo unos juegos interminables y complicadísimos, que duraban horas e incluso se prolongaban varios días, juegos en los que los baúles inmensos de la abuela nos surtían de disfraces variados y cualquier mueble, rincón o armario, se convertía en casas, cuevas, navíos...
El aburrimiento acababa siendo muy estimulante...y no faltaban ratos, en que ya cansados del juego, bien alimentados y cerca de la chimenea, hipnotizados por el fuego,en que llegaba el momento de las historias antiguas, historias que eran siempre las mismas , pero siempre diferentes y que inevitablemente acababan en historias de miedo, de aparecidos, de fantasmas....con lo que ya, la subida al piso de arriba donde estaban los dormitorios, en una casa llena de madera, de crujidos, de ratones, de muebles viejos, donde a menudo se iba la luz y había que andar con candelabros y quinqués, esa ascensión era una carrera histérica entre empujones para no quedarse ni el primero ni el último, que no se sabía que daba más miedo... y además, a media escalera, había un cuadro muy sombrío de un cristo con corona de espinas que daba un miedo horroroso porque tenía la habilidad de que te miraba siempre aunque cambiaras de sitio...y que a pesar de todo, ejercía tal fascinación que no podíamos dejar de mirar...
La verdad es que todo ha cambiado tanto que parece que haya pasado muchísimo más tiempo del que en realidad ha pasado.
No son siglos atrás, sólo unos cuantos años, en el siglo pasado, eso si...
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És curiós com els nostres records d'infància són molt diferents dels que explicaven els nostres pares (fora de l'època de la guerra). El món ha evolucionat molt més ràpid en cinquanta i quaranta anys que abans en un segle... i esperem només uns quants anys!
ResponderEliminar¿Si?, a mi me parece que ha cambiado aún más desde los 60-70 hasta ahora, que antes, pero es una percepción totalmente subjetiva.
ResponderEliminarQuizás, creo, que lo que más ha cambiado es el papel de las mujeres y en cambio, el cambio tecnológico, podríamos decir y valga la redundancia, despegó justo después de las dos guerras mundiales y del final de la guerra fría y desde luego todos los cambios están asociados.
A ver si no, la lavadora , el tampax y los pañales desechables...ese si que fue un gran paso para la humanidad, femenina mayormente, y eso si que fue un cambio radical...
Quizás tambien sean muy diferentes mis recuerdos de una pequeña ciudad de provincias, como era Bilbao, que los de una gran ciudad como Barcelona. Aunque por lo que he oido, aquí no parábais de visitar "monumentos", una actividad que yo no recuerdo hacer en el pais vasco...
No sé, me parece que yo estoy más cerca de mis padres en cuanto a usos y costumbres en mi niñez, que lo que están mis hijas de mi y me encanta, porque quiere decir que con mi generación hay un antes y un después.
Seguro que evolucionar es entrar de lleno en la era del ocio y que el ocio es sinónimo de hacer lo menos posible, pero a mi me da un poco de pena. A lo mejor es que soy un caso perdido y ya irrecuperable.
ResponderEliminarEl otro día me quejaba en su espacio de los medios de comunicación que ya no son tales y sí, por el contrario, de adoctrinamiento y uniformización (que seguro que no existe en el diccionario para molestar). Antes los había también, por supuesto, pero se les veía tanto el plumero que perdían totalmente el factor sorpresa. Hoy, y al hilo de su escrito, también me quejo de todo lo demás. Hemos perdido nuestra capacidad de esfuerzo, de ilusión, de inventiva, de creatividad, y no por el simple placer de hacerlo, que sería lamentable, sino por convicción, porque debe ser así, y porque eso es modernidad y bienestar.
¿Quién sería capaz de sacar ahora a la luz aquel viejo eslogan de ¡La imaginación al poder!?
A nosotros, - a quienes alguna vez o muchas nos llevaron al pueblo en periodos vacacionales, y a casa de nuestros abuelos donde tan sólo había un desván con mil cachivaches por descubrir, mucho amor, y una cierta libertad - felizmente ignorantes como estaban, a pesar de haber vivido una guerra, de los mil peligros con los que la vida podría acecharnos -, - nos obligaron a desarrollar la imaginación, y la inventiva, y la capacidad de pensar y de poner en duda. Hoy, y no se por qué, nos limitamos a cerrar la boca por miedo a qué podamos decir y a ofrecer a los nuestros, a los que dependen de nosotros, una realidad desvaída, eso si, debidamente envuelta en papel de celofán de colores para que nos les resulte traumática del todo. Del resto se encargan ellos y su entorno: apariencia, artificialidad y la ley del mínimo esfuerzo. Total, ¿para qué, si ya está todo inventado?
Lo siento, más que de juevessantomediofestivo, me ha salido de viernesdedolores.
Por supuesto que estoy de acuerdo contigo, Isadora, cuando hablo de usos y costumbres a olvidar, básicamente hablo de toda la parafernalia religiosa y la moral que le acompañaba, lo que pasa es que evidentemente las condiciones sociales propiciaban la reclusión en las casas, éstas eran mucho más amplias y acogían a diversas generaciones cuando no clases sociales, no había casi televisión y todo eso era muy enriquecedor en cuanto al fomento de la imaginación, la creatividad florecía con escasos recursos, etc.
ResponderEliminarMe temo que no hay blanco sin negro.
Ahora, es verdad, todo es puro colorín, muy superficial... purpurina...
Suscribo palabra por palabra lo escrito por usted. Mi comentario surgió no como contestación sino al pairo de lo leído, y se refería al concepto general de la vida actual en el que caemos y asumimos, mal que nos pese, todos y por supuesto yo.
ResponderEliminarMe encantó su retrospectiva que no era ni mejor ni peor a la de cualquier otro, era la suya y la que también fue mía y, seguro, de muchos más. El resto era dejarse ir a ninguna parte, pero dejarse ir, que también alivia lo suyo. Una especie de clamar en el desierto para absolutamente nada que no fuera simplemente clamar y dónde no suele haber nadie al que molestar incluso sin pretenderlo. Sólo eso.
Que trozo de la memoria tan bueno. Nuestra generación ha visto cambios tras cambios,hemos pasado de una sociedads pueblerina a tener muchas comodidades y moderneces.Me acuerdo de mi madre lavando a mano en la pila, con sabañones y oyendo ama rosa junto a la radio. Enhorabuena por tu blog y ya veo que has cambiado la foto,aunque la otra también estaba bien. Un beso artista.
ResponderEliminarGracias Lolibel, veo que tú eres de mi generación más o menos.
ResponderEliminarLa foto es que he tenido un momento remenber, para ponerme a la par con la entrada...la voy a volver a cambiar, tengo que buscar una que me guste.
No se bien qué decirte, pero me gustó.
ResponderEliminarHay Nico, Isadora, lolibel, todos...es que el presente a veces es muy frustrante, sobre todo en lo que tiene de inmediatez y abundacia material, y la mala prensa que tiene el dinero o el objeto ganado o creado, con esfuerzo, perseverancia, voluntad, imaginación...: "...dónde vás, eres un pringao"
ResponderEliminarSoy optimista, algunas cosas volverán, son valores clásicos y lo clásico siempre vuelve, sobre todo si queremos que nuestros hijos sobrevivan en una tierra agostada, sobreexplotada...habrá que renunciar a algo.
Podríamos empezar...y a ver quién es el guapo...por: el Low Cost, el made in china, las cerezas en diciembre, los 4X4...
Pues seguro que aquel aburrimiento tenía más encanto que cualquiera de los viajes que mencionaba, en los que todo es de plástico, hasta las tradiciones. hay una obstinación desmedida en hacer más ajetreadas las vacaciones que los períodos laborales, y eso, jamás voy a entenderlo.
ResponderEliminarDisfraces juegos y cosas antiguas, la eterna fascinación de los niños de todos los confines; ¿cambiaría eso por un resort lleno de bolingas?, yo no.
Yo tampoco, aunque lo otro es muy tentador...
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