Hace 1 día
viernes, 19 de marzo de 2010
RAZONAMIENTOS CENTRÍFUGOS o lecturas inconvenientes
Ésta, no lee periódicos sino revistas especializadas y ya se ve que está mucho más contenta que yo...
Yo leo el periódico todos los días del año.
Lo leo en un bar por la mañana tempranísimo con un cortadito.
Soy muy de bares a ésas horas de la mañana.
Como el resto del día trabajo en mi casa, pues así me aireo y veo gente, que si no, acabo hablando sola y además es una manera de solidarizarme simbólicamente a la horda de curritos que se toma el café conmigo. O sea, lo hago por ellos y por mí.
Por ellos, por eso, para que vean que yo también trabajo.
Por mi, para hacerme la ilusión de que tengo una actividad legal y no soy lo que en realidad soy: economía sumergida.
Esta actividad de leer el periódico, me da muchos disgustos, porque como me gusta tanto leer, el diario me lo leo a fondo y, a fondo, quiere decir que también me leo los artículos de fondo, valga la redundancia.
Algunos, muchos, no me interesan nada y los dejo a la mitad, como los de conflictos en Oriente Medio o política internacional en general, temas religiosos, nacionalismos
(en realidad, TODOS son el mismo tema), pero otros, increiblemente para una de letras, me interesan cada vez más, como son los de economía. Es que tienen mucha literatura...
Como no tengo ni idea del tema, me da igual quién lo escriba, eso es una ventaja y una desventaja a la vez.
Una ventaja porque no tengo prejuicios y una desventaja, que cualquiera con facilidad de palabra y escritura me puede convencer de cualquier insensatez.
Hoy he leído tres cosas muy interesantes en El País, que vale, es un periódico con muchos defectos pero también bastantes virtudes, la que más: Juan José Millás.
Como todos los viernes, escribe una columna genial, casi diría que con un razonamiento centrífugo, sobre las privatizaciones de empresas públicas como Endesa, por ejemplo.
En muy pocas lineas hace un retrato del problema para quitarse el sombrero y Olé .
Viva Millás.
En Opinión, un tal Justo Zambrana, que sólo sé de él que es economista y que tiene un nombre muy gracioso, escribe un articulo sobre la crisis que llama "Vicios privados, pecados públicos" que tampoco es que sea especialmente original porque, en realidad, todo lo que dice ya lo he leído antes, pero no así, todo seguidito y tan bien explicado que lo que me pasa después de leerlo es que me da como una rabia...
Total que según éste:
"...Salimos de la crisis justo al revés de cómo era lógico esperar. No predomina un clima que exija acotar, ordenar y limitar el libre juego de los mercados, sino unos Estados endeudados hasta las cejas que soportan las exigencias de los mercados y que, por haber acudido a salvar lo peor, ahora tendrán que autolimitarse y disciplinarse durante años sin que ningún cambio de paradigma está a la vista. Esta crisis, lejos de impulsar un giro a la izquierda de la política mundial, a día de hoy, parece más bien lo contrario. Si en la teología medieval el Concilio de Letrán sentó que fuera de la Iglesia no hay salvación, en la nueva metafísica, el consenso de Washington, ha dictado como dogma que fuera de los mercados, tampoco..."
Pues vaya mierda.
Si yo que soy burra entiendo porqué hemos llegado a este punto, digo yo, todos esos insignes economistas, pensadores, políticos...que coño hicieron, hacen o harán para arreglar esto que han desarreglado ellos, porque yo no he sido y tú tampoco...
Y además que digo yo que le podrían poner algo más de imaginación y pensar algo más creativo, ¿soñar un mundo distinto, por ejemplo?...
El tercer articulo es uno larguísimo, de un tal Jeremy Rifkin, que sueña con una civilización más empática, con "conciencia planetaria para resucitar la economía y revitalizar la biosfera y afirma, que la ciencia demuestra que el ser humano progresa reduciendo su egoísmo y ampliando su empatía."
Ya, está muy bien y me encanta por que este tiene ideas e imaginación, pero me temo que basa todo en la buena voluntad de la gente, buena voluntad de la que carece una parte importante de la humanidad que casualmente son los que tienen la pasta y hacen de los que manejan el cotarro, peleles suyos.
O sea que para progresar además de empatia, tendremos que hacer la revolución y cargarnos a unos cuantos egoistas sin pizca de ella.
¡Camaradas a las barricadas...!
Yo de empatía, tengo muchísima y creo que no soy egoísta o sea que ahora me voy a plantear como misión, revitalizar la biosfera y a ver si de paso, consigo resucitar mi economía que la pobre necesita una vida mejor...
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Entre nosotros que pagamos los destrozos de los economistas y bancos y los de Corea del Norte que fusilan al exministro de economía acusándole de inconpetencia y de provocar la crisis en su país supongo que habrá un punto intermedio...
ResponderEliminarUy, como las de política internacional, apenas las leo no me he enterado lo de este pobre...
ResponderEliminarSon drásticos, pero ya verás como el siguiente ministro procura hacerlo mejor.
Aquí no sólo no los fusilamos,ni siquiera se suicidan ellos,-que ya podrían como en Japón, por honor-, sino que además, los volvemos a votar, porque tienen el morro o la inconsciencia de volverse a presentar.
Al menos se les tendría que hacer una evaluación de uno en uno y no valen las elecciones: tú, para septiembre; tú, nunca jamás; tú, a la cárcel; tu aprobado, te puedes volver a presentar...
Eres genial, Pombolita. Yo también admiro a Juanjo y lo leo siempre. En cuanto a lo del egoismo, efectivamente, como dice el susodicho -he oído varios comentarios de ese artículo que no he leído- quizá si fuésemos menos egoistas, efectivamente, se arreglaría desde el calentamiento del planeta hasta el calentamiento de los ánimos. Y es que nos calentamos malamente. El calentamiento debería ser estrictamente el que toca, o sea, el "sersuá" -y que dios me perdone por decir guarrerías en un blog- Lo demás, debería mantenerse a temperatura ambiente.
ResponderEliminarPero, mientras haya muy egoistas que ensucian mucho y se llevan toda la pasta pues eso, que no se revitaliza la biosfera de los cojones.
Yo voy a ver si me revitalizo un poco tomándome unas cañitas y no dejando ni gota para no ensuciar. Un beso, guapa
Ja, ja...
ResponderEliminaroye, aquí en mi blog tu puedes hacer los comentarios "sersuales" que quieras, seguro que me sube la audiencia, es como el punto de la tortilla de patatas: interesa muchísimo más que la realidad...
Me voy a pensar una entrada del todo "sersuá" a ver si se me revitaliza algo a mi misma....tengo un cuadro estupendo para ilustrarla...
Por cierto, quería comentar la ilustración...
ResponderEliminar¿qué me decís de la china tan ilusionada con el montón de bombillas que le han tocado en la rifa del comité del partido...?
Y es que no me estraña que lo esté, porque son las de toda la vida, no cómo las de ahora, que yo, como la Merkel, que dijo que con las bombillas ecológicas no veía ná de ná y se iba dando trompazos con los muebles de la cancillería..., pues yo, igual.
Lo confieso: me he comparado montones, estoy acaparando, para cuando llegue la prohibición me coja preparada hasta que inventen otras más eficientes.
¡Ay... que eres igualica que yo! ¡Qué gracia!
ResponderEliminarPues te aviso que como te aficiones a Carlos Rodríguez Brown (aunque ese nunca escribiría en el País),la economía te parecerá un paraíso eterno donde reposar...
Uf, y más cositas.
Prometo contártelas. Hoy ando muy de pasada, me apetece más leer que comentar.
Fiebre, a ese tipo que mencionas, no creo que me pueda aficionar jamás...
ResponderEliminar¡Por diós! si , como no sabía quién era, lo he buscado en internet y lo poco que he visto ya me ha dado repelús.
Coméntame pero no de éste ¡Vade retro...!
Si señora, que la admiro profundamente, y aun admiro más que parece conservar un cierto margen de inocente-curiosidad cuando aún sigue atreviéndose a leer un periódico de cabo a rabo. Yo perdí la inocencia hace tiempo sin pretenderlo y contra mi propia voluntad.
ResponderEliminarLos artículos de fondo, como son de fondo y con pretensiones lógicas de generar en el fondo una corriente de opinión conforme al propio fondo del artículo, pues bueno, que los leo cuando los leo y dependiendo del fondista de turno por aquello de saciar mi curiosidad en temas desconocidos y curiosos, desvelar mis dudas sobre cuestiones que pudieran complicarme la existencia contrastando diversos fondos, o confirmar las pocas ideas medianamente consolidadas que pudiera tener. En cuanto a lo demás, eso que se presume simplemente información o transcripción literal de lo acontecido, ahí, –perdida la inocencia, como le digo -, carezco de margen para permitirme el lujo de leerlo. A mi, y es un vicio, lo reconozco, me gustaría intentar sacar mis propias conclusiones - imposible después de leer no ya la información de una noticia, sino la interpretación casi siempre sesgadas y conforme a la línea editorial del periódico habitualmente subvencionado por algún partido o grupo de presión - y no quedarme con los ojos en blanco pensando que alguien hábilmente me ha endiñado una pildoraza que me ha dejado catatónica e inútil para cualquier otra labor intelectual que no sea decir ¡amén! Como soy como soy, me encanta equivocarme sin ayuda de nadie.
Por cierto, me apunto a lo de la “empatía” y aún más a lo de las “barricadas”. La verdad es que estamos perdiendo la poesia de la vida.
Yo si que te admiro Isadora.: ni me planteo tener ideas medianamente consolidadas sobre economía y temas similares y ya, sacar conclusiones propias independientemente del que lo escribe, uf, no te digo, eres mi heroína, yo no soy tan lista y me agoto y me desconcentro pensando en esas cosas, ya me gustaría.
ResponderEliminarUna idea muy general, si, pero tan general y tan vaga y ten superficial que no cuela ni con colador gordo.
A mi dame cosas de percepción e intuición...en eso me las apaño con bastante soltura y tú... ¡qué bien escribes, niña!
Leí El País durante años y años hasta que entré a trabajar en un sitio donde lo que hacíamos y hacemos era noticia.
ResponderEliminarY comprobé que todos los periódicos mienten, El País también, y pensé, si mienten y lo sé fijo sobre lo que yo conozco, que puedo esperar de lo que lea en los periódicos sobre lo que no conozco.
Y dejé de leer periódicos.
Besos.
Toro:
ResponderEliminarya se que mienten, pero leo mejor las entrelineas o lo que no dicen, de éstos que de otros... y me apasiona leer, me encanta el formato periódico, me pieden las historias y me gustan los que las escriben bien.
Millás ¿miente?, quizás también, pero con mucho arte.
Millás no miente. Es un genio (rarito, pero genio)
ResponderEliminarAbsolutamente encantadora para mi gusto vecina; compartimos gusto por Millás, ganas de barricadas y economía sumergida, que es a mi juicio, la única forma de darles un toque a los impresentables que gestionan el dinero de todos. Cuando compramos un clip, una compresa o un pepino, ya estamos pagando impuestos; a su vez, quienes los producen, distribuyen y venden, también lo hacen. Todos, en la cadena colaboramos para que se haga un acto millonario para que se le conceda al Rey la medalla honoris causa de los procuradores de Mota del Cuervo, las subvencionea a la FAES o a las cámaras de comercio, pensadas para los que enverdad no las necesitan. Estoy hasta los mismísimos de que me chuleen por ser paria, así que cuando puedo, escurro el bultito, y no el bultón de los que tienen una legión de picapléitos para hacerles gordo el caldo. Una buena huelga de tasas caídas, no poner un puto duro en los bancos, llamarían a la reflexión a los que tienen el corazón en el bolsillo y la ética desaparecida en convite.
ResponderEliminarHe leído hoy la réplica a mi anterior comentario, y queda solemnemente invitada a hacer el ganso en mis dominios cuando le venga en gana.
Pues nada Rodrigo, ¿cree usted que en su huerta cabe alguna barricada?....más que nada para que no entren los malos y podamos hacer el ganso sin miradas reprobatorias...
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