De cría me daban pánico los perros, los gatos y las pendientes cuesta abajo en bici y el monte en solitario.
También algunos hombres de algún garaje cercano que nos decían cosas, a mí y a mis hermanas, a la vuelta del colegio ya oscurecido.
Las monjas del cole daban miedo a menudo, unas más que otras, pero sobre todo lo que daban, era mucha rabia y muchas ganas de perderlas de vista.
Daba miedo alguna niña de la clase, mi madre cuando se enfadaba, las aguadillas de otros niños y las olas de algunas playas del cantábrico con la resaca de las mareas.
Al crecer, he seguido teniendo miedo de los gatos y algo de vértigo pero superé (no sin esfuerzo) el miedo a los perros, y como perdí de vista el colegio y a las monjas y empecé a estudiar cosas que me gustaban, los miedos se redujeron a no gustar a los chicos que me gustaban a mí y a temas puntuales como, el horrible examinador que me tocó con el carnet de conducir (13 veces, me suspendió, siempre me tocaba el mismo) o alguna entrevista concreta para algún puesto de trabajo.
De mayorcita, intenté aprender algún deporte para quitarme el miedo a las alturas, como el esquí. No aprendí mucho, pero si lo suficiente para sacarme la espinita y tirarme por alguna pista más o menos dignamente, como si no me diera ningún miedo caerme y romperme la crisma..
Con la edad no he conseguido ser ninguna experta nadando por lo que el agua, me encanta, pero me da algo de miedo en la misma proporción, he de procurar siempre que estoy en ese medio y no hago pie, no pensar en todo lo que tengo por debajo, las posibilidades aterradoras de bichos variados como calamares gigantes, pulpos, tintoreras, medusas, un calambre, que se me olvide nadar, etc. son infinitas y no debo JAMÁS pensar en ello.
Al tener hijas, mis miedos se podían haber multiplicado exponencialmente, pero, no sin hacer a veces algún esfuerzo sobrehumano, he conseguido pasar su niñez, adolescencia y ahora juventud, sin sufrir demasiado. No he querido que ellas heredaran mis miedos y creo haber disimulado bastante bien.
Vale, si. A veces he sido algo plasta, lo reconozco.
Sigo teniendo miedo a los gatos y cierto temor a las alturas, pero me propongo conjurarlo montando en una avioneta de vuelo sin motor.
Tengo un amigo que ha prometido llevarme a dar una vuelta.
El monte me sigue dando un poco de miedo...
En realidad creo que el miedo es un tema de control. y nunca hay que dejarse llevar por él.
Si dejas que controle tu vida estás perdida.
En ello he estado siempre, a veces ha sido agotador, lo confieso; el peor miedo, el miedo a que los demás no te quieran: tus hijos, tu pareja, tus amigos, la humanidad entera...
...miedo a que no te quieran...creo que todos los humanos lo tenemos y el que diga que no, miente.
No tengo miedo a la muerte, nunca lo he tenido, ni miedo al futuro, tampoco, al revés, el futuro me intriga, me produce expectación.
No saber qué pasará, me motiva, me encanta; pensar que a veces la vida te cambia en un día me parece maravilloso y muy estimulante.
No quiero estar veinte años más mirando el mismo paisaje, es muy bonito, pero quiero otro diferente, quiero cambiar.
Me voy, lo dejo, en poco tiempo mi paisaje será otro, será diferente.
¿Tengo miedo?
Si.
Estoy aterrada, pero no por eso voy a dejar de hacerlo.
Imaginaros que mañana viernes nos cae ese asteroide encima, el 2012 DA14 (que nombre más feo, por cierto), y yo no he hecho nada de todo aquello que digo que haré algún día...
Eso sí que me da miedo.
Te diré aquello tan sobado (y no por eso, menos cierto) de que espero que este Adiós solo sea un Hasta Pronto, y que sigas necesitando contarnos, loquesea, desde esta ventanita tan mona y acogedora que te has montado!
ResponderEliminarEspero fervientemente, que allà donde vayas te lleves algún tipo de máquina de escribir con pantallita, para seguir manteniendo el contacto...¿o te creías que te ibas a librar de nosotros, tan fácil?
Venga guapa, que todo lo que veas, siga pareciéndote tan estimulante, como para compartirlo por mucho tiempo. A los miedos piérdeles el respeto, lo justo...como hasta ahora.
Mucha suerte y un abrazo grande.
Maleta, lo primero que haré será conectarme o sea que no os libráis de mi así como así, algo cambiaré, eso está claro, pero seguro que tengo mil cosas para explicar...
Eliminar¿Una vecina en el campo?, ¿Una vecina entre limones?, ¿Una vecina y la tramontana?, ¿Una vecina en la rectoría?, ..., ya veremos.
M'agrada tenir una veïna a molts quilòmetres de distància. Potser fins i tot així la veure més... Pel que necessitis ja saps que pots comptar amb els veïns! Tu diràs.
ResponderEliminarSería gracioso que nos viesemos más que ahora, pero muy posible, ya verás.
EliminarGracias Galderich, ya te diré.
Que farsante!.....Y que bien disimulas tus miedos, con lo echada p´alante que vas por la vida.
ResponderEliminarCariños, Latia
Toda la vida temiendo ser descubierta y resulta que os lo habiais creído...si lo sé no digo nada :-)
Eliminarjajajajaa... Latía no se enteraba.... Es que, realmente, disimulas muy requetebién.
ResponderEliminar¿Ya te vas?
¿Harás una meriendita de "hasta luego"?
Bueno, no tardaré en irme, y si lo voy diciendo, como que se me pasa el miedo :-)
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