viernes, 16 de marzo de 2012

El RH


He recibido un paquete que no esperaba y que me ha hecho muchísima ilusión.
Una caja enorme de Rellenos de Vergara y otra de Tostones, dos dulces especialidades de esa villa guipuzcoana, donde pertenecen los mejores recuerdos de mi infancia.
Siguen teniendo exactamente el mismo gusto que recordaba y también , por desgracia el mismo tamaño colosal, tamaño que en estos tiempos, es ya anacrónico...
Señores pasteleros de Vergara, -yo lo escribo con V, porque soy un poco antigua-: procuren reducir el tamaño del Relleno al menos la mitad, o aún mejor, más pequeño.
Ahora miden 7 x 8 x 4 de grosor, ( bueno este ya no porque me lo estoy comiendo), o sea que la cosa quedaria en 3,5 x 4 x 4 ; el grosor ha de ser siempre el mismo por el diseño de la pieza, basicamente un bocadillo de yema de huevo.
Hum, buenísimo...

Uno del Diario Vasco que se llama Antxon Aguirre Sorondo, que por cierto, podría ser de Vergara porque sabe mucho del tema Relleno, y además, ahora que me acuerdo, había una familia Aguirre unas cuantas casas más allá de la nuestra...

Dice:

"...No parece casual que Bergara, localidad ilustrada y afrancesada como pocas, atesore larga prosapia pastelera con dos productos como estandarte: los rellenos y los tostones. Los primeros consisten en dos capas de bizcocho fino con huevo moll (yemas batidas con azúcar) y cubiertas con almíbar. Sobre su origen no hay acuerdo: una teoría apunta a que fueron sus creadoras las moja zaharrak de la comunidad de madres clarisas, con cuatro siglos de presencia en la localidad. La segunda hipótesis señala a los ejércitos franceses como los importadores de la fórmula a comienzos del XIX, siendo adaptada al gusto local por los confiteros de Bergara.

Sea cual sea la verdad, lo que todo el mundo da por evidente es que los tostones son hijos de los rellenos: a fin de aprovechar las claras de huevo sobrantes en la elaboración de los rellenos, a alguien se le ocurrió un buen día azucararlas, mezclarlas con almendra picada y tostarlas al horno. Habían nacido los exquisitos tostones"

A las clarisas estas, les llevábamos mis hermanas y yo de crías, sacos de castañas pilongas con las que luego ellas hacían almidón y que supuestamente nos pagaban.
El pago, que yo recuerde se limitaba a una o dos estampitas religiosas, que, -que pena-, podría haber guardado para mi amigo Galderich, sabiendo ahora lo que le encanta toda esa parafernalia pseudomística monjil.
A nosotras el negocio con las monjitas nos compensaba sólo por ver y oir el torno y la voz de la monja tornera hablando desde las ultratumbas del convento, "Ave María Purísima..." y el truco de magia de la aparición desaparición.

Estampitas por Castañas

El timo de la Estampita se llama eso.

7 comentarios:

  1. Pombolita,
    Lo de las estampas... pasa... pero lo de los rellenos y tostones ya no. Asi pues, déjate de quejar por el tamano y comparte... ;-)

    ResponderEliminar
  2. Pues pasa mañana que te doy uno de 7x8x4 antes de que me los coma todos y muera por un subidón de azucar...
    eh, que también te daré tostones.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pombolita, ho sento, estic fora amb els alumnes... :-(

      Eliminar
    2. no sé yo si me van a quedar la semana que viene, que mañana me amenazan con venir a merendar.
      te guardo uno mejor.

      Eliminar
  3. Vaya con las Clarisas...
    A Dios rogando y con el timo dando.

    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Magia, magia de la buena! ¡Qué delicia, los pasteles, por supuesto, pero también las voces de ultratumba! Y nunca mejor dicho de esas mujeres enterradas en vida que despiertan morbo místico.

    No desperdicio nunca la ocasión de oirlas al precio de los dulces (Toledo, Medinaceli...).

    ¡Qué hambre!

    ResponderEliminar
  5. Chicos,
    esas bobas nos podían haber dado algo mas sustanciosos como unas yemas, por ejemplo, que seguro que las hacían riquisimas y seguro que tenían muchos huevos .
    Mi ilusión, lo confieso, era encontrarme un día en el torno, un bebé abandonado ...

    ResponderEliminar